En los últimos tiempos, no sólo nos enfrentamos al problema de la cantidad de información que ofrece internet, sino también al problema de la calidad y de la credibilidad de dicha información. Por lo tanto, en este post, me gustaría profundizar el tema del post anterior sobre la búsqueda y selección de información en internet.
En esta oportunidad, me interesa abordar los criterios de validez de la información. ¿Cómo establecer la confiabilidad de la información encontrada en internet?.
Si, por ejemplo, sobre una palabra clave encontramos muchísimas páginas con 30 links cada una, ¿cómo hacemos para seleccionar el link más adecuado?, ¿quáles podrían ser los criterios que nos ayuden a elegir la información legítima?.
A decir verdad, estamos acostumbrados a buscar información en los libros y sabemos que en éstos encontraremos información confiable, porque los libros pasan por los comités editoriales y asociaciones científicas antes de su publicación. Pero no pasa lo mismo con internet, particolarmente ahora con la consolidación de la web 2.0 que permite la producción y publicación en internet de materiales por parte de los usuarios.
Anahí Mansur, en un texto preparado para el curso de posgrado de Flacso “Materiales didácticos:lenguajes y mediaciones para la enseñanza”, cita a Burbules y Calister (2001), quienes analizan los obstáculos prácticos que pueden inhibir a los usuarios potenciales de Internet, a través de lo que ellos llaman las cuatro I de la información en la red, los cuales se vinculan tanto a la calidad como a la cantidad del acceso. “La información inexacta es falsa, obsoleta o incompleta, y puede inducir a error; la dificultad principal radica en la falta de atribución de la información a fuentes originales responsables. La información injuriosa incluye materiales pornográficos, información potencialmente dañina y posiciones terroristas; es ofensiva para algunos y puede no serlo para otros, a la vez que puede tratarse de información exacta. La información intrincada está mal presentada y mal organizada, al punto de ser inservible. La información inútil, finalmente, se genera muchas veces al transferir a otros contextos la información que en un tiempo y lugar determinados obtenía su sentido”
De este modo en su analisis Mansur propone algunas marcas a tener en cuenta para evaluar la confianza de un sitio.
“· Que sean sitios institucionales: Las instituciones (organismos públicos, universidades; asociaciones intermedias, profesionales, deportivas, etc.) son los referentes primeros en relación con los temas que buscamos.
· Que contengan links que recomienden las páginas de los sitios institucionales: Como las de un autor que recomienda la lectura de otro texto, estas metarecomendaciones son orientaciones que operan como profundizaciones sobre el tema de interés.
· Que estén actualizados. En algunos casos, las fechas de actualización se encuentran a un costado y al final de la página. En otros, no están explicitadas y hay que tratar de rastrearlas. Por ejemplo, en relación con un autor, se puede analizar la fecha de la bibliografía citada para considerar si ha tenido producciones más recientes no consignadas en el sitio. Si no reparamos en ese dato, ignoramos si estamos tratando con información que ya ha caducado o que sido superada.
· Que estén orientadas por un texto impreso. Las orientaciones dadas en un texto impreso para enriquecer la lectura enmarcan el sentido de la búsqueda y, por ello, funcionan como buenos selectores.”
Por otro lado, Marilina Lispman propone una guía para alumnos para seleccionar sitios que contengan información confiable.
Presentación: ¿Cuál es el nombre del sitio? ¿Cuál es el título de la página? ¿Qué información puede anticiparse a partir de ellos? ¿Qué detalles de la URL pueden observarse? ¿El dominio es educativo (edu), comercial (com) o correspondiente a una organización (org)? ¿La página forma parte de una Web oficial o de otro tipo? ¿De qué otro tipo?
Autor: ¿Es identificable? ¿Presenta datos de su biografía profesional o académica? ¿Tiene, según esos datos, probado conocimiento del tema? ¿Aparecen su E-mail u otros datos para contactarlo?
Tipo de publicación:¿Con qué intención se ha creado el sitio o documento?
¿Educativa, comercial, informativa? ¿Contiene información con una relevancia central respecto al tema? ¿E información adicional?
Destinatario: Teniendo en cuenta el tono o estilo, el contenido de la página y el enfoque con el que se presentan los recursos, ¿a qué destinatario está dirigida? ¿A alumnos, a académicos, a un público general, a un potencial grupo de compradores? ¿Se ajusta a las necesidades de ustedes?
Precisión: ¿Se indican o son evidentes las fuentes de la información que se proporciona? ¿Se incluyen enlaces a otras fuentes que permitan verificar la información? Si el tipo de documento lo requiere, ¿se aporta bibliografía? ¿El documento contiene opiniones infundadas o comentarios sesgados? ¿Cuál es el punto de vista que se adopta?
Actualidad: ¿Está actualizada la información? ¿Hay evidencias de que existe un mantenimiento del sitio y una actualización de la información? Dado el material que están buscando, ¿son estos aspectos importantes para ustedes?
Extensión: ¿Se está tratado el tema con amplitud o se considera sólo una parte o aspecto del mismo? ¿Se establece claramente el ámbito del tema que se trata? Teniendo en cuenta sus necesidades concretas, ¿el sitio o la página contienen información excesiva o escasa? ¿Se proponen otras fuentes de información para el caso en que se quiera profundizar?
Enlaces: ¿Conducen a sitios de interés y de calidad? ¿Están comentados? ¿Son relevantes y apropiados para el tema y para la actividad que deben desarrollar?
Relevancia: ¿La información está claramente organizada? ¿O es confusa? ¿Es demasiado compleja o resulta adecuada para la comprensión de ustedes?
Por último en la página del Dr. Pere Marquès Graells, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona hay una guía muy completa con criterios de calidad para analizar espacios web de interés educativo.
A decir verdad, estamos acostumbrados a buscar información en los libros y sabemos que en éstos encontraremos información confiable, porque los libros pasan por los comités editoriales y asociaciones científicas antes de su publicación. Pero no pasa lo mismo con internet, particolarmente ahora con la consolidación de la web 2.0 que permite la producción y publicación en internet de materiales por parte de los usuarios.
Anahí Mansur, en un texto preparado para el curso de posgrado de Flacso “Materiales didácticos:lenguajes y mediaciones para la enseñanza”, cita a Burbules y Calister (2001), quienes analizan los obstáculos prácticos que pueden inhibir a los usuarios potenciales de Internet, a través de lo que ellos llaman las cuatro I de la información en la red, los cuales se vinculan tanto a la calidad como a la cantidad del acceso. “La información inexacta es falsa, obsoleta o incompleta, y puede inducir a error; la dificultad principal radica en la falta de atribución de la información a fuentes originales responsables. La información injuriosa incluye materiales pornográficos, información potencialmente dañina y posiciones terroristas; es ofensiva para algunos y puede no serlo para otros, a la vez que puede tratarse de información exacta. La información intrincada está mal presentada y mal organizada, al punto de ser inservible. La información inútil, finalmente, se genera muchas veces al transferir a otros contextos la información que en un tiempo y lugar determinados obtenía su sentido”
De este modo en su analisis Mansur propone algunas marcas a tener en cuenta para evaluar la confianza de un sitio.
“· Que sean sitios institucionales: Las instituciones (organismos públicos, universidades; asociaciones intermedias, profesionales, deportivas, etc.) son los referentes primeros en relación con los temas que buscamos.
· Que contengan links que recomienden las páginas de los sitios institucionales: Como las de un autor que recomienda la lectura de otro texto, estas metarecomendaciones son orientaciones que operan como profundizaciones sobre el tema de interés.
· Que estén actualizados. En algunos casos, las fechas de actualización se encuentran a un costado y al final de la página. En otros, no están explicitadas y hay que tratar de rastrearlas. Por ejemplo, en relación con un autor, se puede analizar la fecha de la bibliografía citada para considerar si ha tenido producciones más recientes no consignadas en el sitio. Si no reparamos en ese dato, ignoramos si estamos tratando con información que ya ha caducado o que sido superada.
· Que estén orientadas por un texto impreso. Las orientaciones dadas en un texto impreso para enriquecer la lectura enmarcan el sentido de la búsqueda y, por ello, funcionan como buenos selectores.”
Por otro lado, Marilina Lispman propone una guía para alumnos para seleccionar sitios que contengan información confiable.
Presentación: ¿Cuál es el nombre del sitio? ¿Cuál es el título de la página? ¿Qué información puede anticiparse a partir de ellos? ¿Qué detalles de la URL pueden observarse? ¿El dominio es educativo (edu), comercial (com) o correspondiente a una organización (org)? ¿La página forma parte de una Web oficial o de otro tipo? ¿De qué otro tipo?
Autor: ¿Es identificable? ¿Presenta datos de su biografía profesional o académica? ¿Tiene, según esos datos, probado conocimiento del tema? ¿Aparecen su E-mail u otros datos para contactarlo?
Tipo de publicación:¿Con qué intención se ha creado el sitio o documento?
¿Educativa, comercial, informativa? ¿Contiene información con una relevancia central respecto al tema? ¿E información adicional?
Destinatario: Teniendo en cuenta el tono o estilo, el contenido de la página y el enfoque con el que se presentan los recursos, ¿a qué destinatario está dirigida? ¿A alumnos, a académicos, a un público general, a un potencial grupo de compradores? ¿Se ajusta a las necesidades de ustedes?
Precisión: ¿Se indican o son evidentes las fuentes de la información que se proporciona? ¿Se incluyen enlaces a otras fuentes que permitan verificar la información? Si el tipo de documento lo requiere, ¿se aporta bibliografía? ¿El documento contiene opiniones infundadas o comentarios sesgados? ¿Cuál es el punto de vista que se adopta?
Actualidad: ¿Está actualizada la información? ¿Hay evidencias de que existe un mantenimiento del sitio y una actualización de la información? Dado el material que están buscando, ¿son estos aspectos importantes para ustedes?
Extensión: ¿Se está tratado el tema con amplitud o se considera sólo una parte o aspecto del mismo? ¿Se establece claramente el ámbito del tema que se trata? Teniendo en cuenta sus necesidades concretas, ¿el sitio o la página contienen información excesiva o escasa? ¿Se proponen otras fuentes de información para el caso en que se quiera profundizar?
Enlaces: ¿Conducen a sitios de interés y de calidad? ¿Están comentados? ¿Son relevantes y apropiados para el tema y para la actividad que deben desarrollar?
Relevancia: ¿La información está claramente organizada? ¿O es confusa? ¿Es demasiado compleja o resulta adecuada para la comprensión de ustedes?
Por último en la página del Dr. Pere Marquès Graells, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona hay una guía muy completa con criterios de calidad para analizar espacios web de interés educativo.
Espero que éstas heramientas les sirvan para mejorar el trabajo docente.
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